Lo que tú no ves cuando me robas una foto

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Internet: información al instante, conectividad con el mundo en un abrir y cerrar de ojos, compartir gustos, sabores, pasiones; el dato curioso que no recuerdas, la canción que en tu infancia te hacía sonreír, la fotografía perfecta para lo que quieres expresar. ¿La fotografía perfecta? Sí, con sólo ingresar a un buscador, esa imagen de ensueño que tienes en tu mente por arte de magia aparece. Se te ha ocurrido pensar, ¿qué hay detrás de todo esto? El uso ilegal de fotografías con derechos de autor es hoy en día una práctica en la que se ven incluídas agencias de marketing, casas editoriales y empresas de todo tipo.

Uso indebido de fotografías con derechos de autor

El uso indebido de material con derechos de autor esta penado por la ley

En algún momento de la constante revolución y creciente auge del Internet, se adoptó una mala práctica en la que nos vemos involucrados y sin temor a decirlo, afectados, distintos profesionales. « Si está en Internet es gratis. »El uso sin regulación del material con derechos de autor se fue directamente a la papelera de reciclaje; ahora es muy sencillo tomar una obra para viralizarla sin conflicto alguno. ¿Daño colateral? Escritores, diseñadores, fotógrafos y músicos, por mencionar algunas profesiones, son completamente ignorados. Nadie sabe de dónde, cómo, cuándo, por qué o cuál es la fascinante historia de estas piezas de arte. Sin duda la respuesta es no, al preguntarnos quién se ha puesto a pensar qué hay detrás de todo esto.

No me atrevo a hablar de manera global del problema; me enfocaré a mi realidad y la de mis amigos, todos fotógrafos por gusto, profesión y pasión.

Está claro que detrás de una imagen existe una persona; dicha persona utilizó su conocimiento, tiempo y herramientas para producir esa fotografía que al ver en Internet nos saca instantáneamente un “¡que chida foto!”. La guardamos y la compartimos en todas las redes sociales, sin dar crédito al autor y dueño de la pieza. La cadena es interminable y ya todos la conocemos: el amigo comparte, el amigo del amigo comparte, y el instante del clic de la cámara que vio nacer el producto, es el tiempo que tarda la imagen en ser viralizada, ¡nada! Cuando llega a nosotros, no existe ni rastro del autor que detectó el espacio, tiempo, iluminación, colores, forma, fondo, modelos, y todo lo que se toma en cuenta en esta profesión.

Shanti Gilbert | Haciendo todo por encontrar la imagen perfecta | Robo de fotografías

Ahondando un poco más, para lograr una fotografía también existen otros factores, como el traslado de un lugar a otro para encontrar el cuadro perfecto, el costoso equipo que se utiliza y finalmente, los riegos a los cuales nos sometemos para lograr que tú veas una fotografía con las olas reventar en increíbles formaciones rocosas, enmarcadas con un esplendoroso atardecer. Todo esto y mucho más, es parte de lo que tú no ves cuando me robas una foto. Algunos integrantes del grupo de amigos con los que salgo a retratar mi ciudad, hemos sido traicionados por los gajes del oficio: cámaras totalmente mojadas, pérdida de equipo, lentes arruinados, caídas al mar y lesiones físicas, por decir algunas. ¿No le da todo esto aún más valor a lo que hacemos?

Equipo dañado por el mar

Como artistas, compartimos nuestro trabajo en Internet para que gente como tú puedan ver lo que hacemos y en algún momento nos contacten para iniciar una relación laboral. Que quede claro, estamos de acuerdo en que se promueva nuestro trabajo, siempre y cuando sea de la manera correcta, respetando autoría, exposición final y ligas originales que puedan generar tráfico a nuestros sitios oficiales. El resultado del mal manejo de algún trabajo es devaluarlo y hacerlo absolutamente “invendible”, ya que cientos de personas lo han visto y otro tanto la tienen en su muros de Facebook, time line o dispositivos móviles. Erróneamente lo consideraran del dominio público cuando no lo es.

Es una pena encontrar empresas que se exhiben o se venden, utilizando el trabajo de los demás. Las opciones son sencillas: te acercas al autor para solicitar autorización, o pagas por el uso de la imagen. Se han escuchado excusas tan baratas como: “la encontré en Internet y no decía de quién era”; “la bajé de otro sitio”; “ya tiene firma”.

Santiago Almada | La imagen perfecta lo es todo

Lo que merece que me quite el sombrero y la principal razón por la que escribo estas líneas (además de haber llegado al límite de mi paciencia), fue el darme cuenta que además de que se roban la fotografía, incluyen en la misma: “claro, la puedes bajar y compartir sin problema”. ¿Con el permiso de quién? ¿En dónde está el respeto por el tiempo, esfuerzo y trabajo de otros

Valorar el trabajo de un artista muchas veces va más allá de las cuestiones económicas; respetar su trabajo es la mejor forma de demostrar que te gusta lo que hace. Te invito a que hagas conciencia, y compartas este artículo con la misma rapidez con la que compartiste mis fotografías.

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